La Moneda

Muy pocos me trataron
De acuerdo a la virtud,
casi siempre fui tratado
De acuerdo al defecto.
Estoy cansado de que me digan
que vivo en una nube de pedos
Porque no me canso de olfatear
La exquisitez en algunos de ellos.
Así me consuelo
Diciéndome
que no es tan malo ser
Despreciado
Porque al menos sé
que no les fui del todo indiferente.
Aunque (claro) uno quiere
Ser más querido que odiado.
Pero también uno ha aprendido
A llevarse bien con Dios
Y con el Diablo,
con esa ambigüedad que es la vida o la muerte.
Porque al fin
Y al cabo
Somos dos caras de la misma moneda:
La nada.
Una moneda que vale la pena
cambiarse por amor.

Lectores...

Me crucé
con un par de hampones
Y zafé.
No me pregunten cómo
Porque no sé.
Pero tengo un pálpito
creo que les caigo
Mejor a ellos que a ustedes
Lectores...
La poesía no es cosa
De cobardes bravucones
sino de héroes tímidos.

Zigzag (golden boy)

Nuestro golden boy
Y sus rubias correspondientes
(siempre tan orgullosas de ser tontas)
No lo hacen sólo por sus figuras
Los atrae cierto magnetismo
que no es otro imán
que el de sus lenguas de plata.
No,
No es oro todo lo que reluce-
Murmuré más de una vez
Mientras caminaba en zigzag
bajo un chaparrón estival.

Boicot (negro paladar)

Señores…
Vuestro boicot
Me obliga
Dañosamente a ceder
A mi pretensión de ya no ser
Alimento para el alma
Que desmenuzan
De una dentellada salvaje
Para vuestro doloroso placer.
Y yo que sigo sin probar más bocado
Ni más opio
Que el de este ojo de vidrio
(tan duro como deleznable)
Que corta y pega
Una lengua de estropajo
A mi negro paladar.

Do ut des 2

Muchos son los que siempre todo piden
Y nunca nada dan.
Ella
En cambio
Siempre daba hasta lo que no tenía.
Nunca supe de un corazón tan lleno de compasión.
Ella daba,
No pedía.
Y esto que parece una gran virtud
Y que de hecho lo es
Muchas veces termina siendo un gran defecto.
¿Por qué?...
Porque la compasión
No es otra cosa que lástima.
Y la lástima no es como el amor…
Aunque sea sobrehumano dar
Sin pedir nada a cambio.

Los Payasos

Hoy que todo es insolencia…
Hoy que todo es ligereza…
Hoy que nadie se respeta…
Ellos no pueden más
Que envidiar
Su nobleza (de caballero).
Digno de una dama
A la que probablemente no conocerá jamás.
Ese es el precio más caro que deberá pagar.
Ese es el precio de su don, quizá.
La soledad…
La ausente
Y ubicua soledad…
Que fastidia
Y divierte a las niñas
Y por la que se desgraciaron los payasos.

Furor (fatalismo)

Me iba a la peluquería
Y con premura cerré el candado
Dejando la llave maestra adentro.
Para cuando me di cuenta
Ya caminaba raudamente
Y obnubilado entre maldiciones.
Quise olvidarme y buscar sosiego
Pero lo hecho, hecho está-iba diciendo con enfado
Y resignación­-cuando en eso me suena el celular.
Era la voz de mi hermano
que me llamaba desde adentro.
Le pregunté (claro) como había hecho para entrar.
Por la ventana me contestó.
Por la ventana (claro) murmuré
Aliviado pero resentido por ser tan ciego.
Entonces corté y me la agarré con el peluquero
Que siempre me toma el pelo...
(¡qué chiste más viril je, je, je!)
En fin,
Sigo siendo el mismo fatalista de siempre.